En Orbita Lunar

Una Leve presión me indica que el viaje ha comenzado. Se mezclan las sensaciones precipitando en mí la sinestesia. Las palabras son brillantes, platas y anaranjadas. Huele el universo a mar, suena como una caracola en mi interior. El azul del cielo es ahora un número infinito.

Los planetas a mi paso inauguran una música esférica. Ondas que generan graves armonías. En la verdadera realidad los sentidos son uno, pero no lo recordamos.

Voz / ráfaga de viento / calor rojo desde la esclusa de mi nave.

Sombras etéreas siembran la vida. Polinizándolo todo en un sublime acto creativo.

Mariposas - ángeles,

Extraterrestres que vienen del futuro / viajeros adheridos a la escala del tiempo.

La gravedad entra desde una dimensión ulterior, pero está en todas partes. A cada pulso salta de un universo a otro. Nada puede contener ya, la luz.

No puedo definir lo que veo. La palabra no define el universo. No lo determina, lo minimiza. Siento, palpo raíces de placenta, llueven lágrimas desde mi cénit. El universo gira en una danza espiral de sistemas solares…

Si como dicen los astrofísicos y los cosmólogos, la explosión del Big Bang dio como resultado la vida tal como la conocemos hoy, entonces las semillas de todo lo que se puede ver y de lo que con nuestros sentidos no percibimos, estaban presentes en aquel momento cero, y cada fragmento de energía, pensamiento, materia, sangre y huesos presentes en el cosmos hoy podría ser rastreado hasta los orígenes del Universo, a partir de una pequeña partícula subatómica de luz. Eso nos hace a cada uno chispas de la misma luz. También nos hace a cada uno un holograma de todo el acontecimiento. Las energías que se fragmentaron, se separaron y se multiplicaron, según el joven Universo se expandía y se enfriaba, siguen operando en el latir de nuestros corazones, en el movimiento de nuestros cuerpos y en la naturaleza de nuestros pensamientos, así como en la sincronización y en el comportamiento de las estrellas. Nosotros y ellos, todas las cosas y todo, somos un Todo relacionado. Ése es el significado de "Somos Uno". La evolución del Universo, pues, continúa no sólo a nuestro alrededor, sino también dentro de nosotros.

Es la búsqueda dentro de uno mismo el único viaje que vale la pena emprender, porque lo que descubramos, lo que alcancemos finalmente, será de todos modos, nuestra propia creación.

Pese a todas las dificultades, pese a empecinarnos en complicarnos la existencia de múltiples maneras, estamos vivos. Estamos en un preciso e irrepetible momento de la historia. No porque este sea más especial que otros, sino porque todos lo son. Este pequeño instante en el espacio-tiempo no volverá a repetirse, no hay un solo nanosegundo que el universo desperdicie.

Respira, siente, ama, no hay reproches, no hay vuelta atrás, la historia del tiempo está tejida de pequeños fragmentos de vidas anónimas que dan lugar a esta increíble memoria de la especie humana de la que formamos parte.

Aunque sea obvio, estar vivo es un privilegio, y no siempre somos conscientes de este regalo que llamamos vida. Con el paso del tiempo las cosas que nos maravillaban cuando éramos pequeños caen en lo cotidiano, nos adentramos sin querer en los problemas sociales y materiales, como pagar la hipoteca, el coche, el trabajo, el stress, nos sentimos abducidos de nosotros mismos, nos olvidamos de las pequeñas cosas que nos sacaban una sonrisa, una emoción.

El ritmo frenético que nos han impuesto consume nuestro tiempo y nuestras vidas, como los hombres grises del cuento de “Ende”. No hay tiempo para ver atardecer, no hay tiempo para pasear, no hay tiempo para pensar, solo para "trabajar – consumir", y volver a cerrar este círculo una y otra vez hasta el último día de nuestras vidas.

Pero es sólo un truco. Un truco que nos mantiene atados, hipnóticos a la deriva de este mal sueño del que no acabamos de despertar.

Si estás atento, si observas como se mueven las manos detrás del títere, reconocerás la trampa. Verás señales que llegan del otro lado del espejo, donde Tú, te llamas a voces, interminablemente te llamas, por que sabes que tarde o temprano despertarás, no hay manera de no hacerlo, nada hay mas insistente que nuestra inquietud por mejorar, por aprender, por conocer, por sentir.

Nos olvidamos de lo esencial, de las cosas importantes, de la sonrisa de un niño, del brillo de una estrella, o de la luna flotando en el espacio.

Nos olvidamos de asombrarnos, de todo lo que representa la vida en si misma. Pero la vida es insistente, despliega sus trucos de gran mago aunque no la mires. Nos inunda una y otra vez con sus olores, sabores, sonidos… intenta acaparar nuestra atención para despertarnos una y otra vez, para inundarnos con su eterno sueño y susurrarnos que pese a todo, seguimos vivos.

…Estación Claridad…vamos llegando….

Los que cuentan su historia dicen, que a Buda, le gustaba ir a meditar a la naturaleza. Esto le permitía evadirse de las presiones originadas por la comunidad de sus seguidores. Una vez en el bosque, buscaba un lugar en el que se encontrara cómodo, y que su resonancia vibratoria concordara con el sitio elegido. Y tranquilamente, respiraba y se abandonaba a la magia viviente de la naturaleza que le envolvía. Nosotros podemos hacer lo mismo.

Sólo hay que buscar un lugar apartado, en el bosque, la montaña, incluso en un parque. Colócate ante una planta que te agrade, o bajo un árbol frondoso. O más fácil aún, siéntate en la naturaleza, en cualquier lugar que elijas. Siéntate con la espalda recta, y los ojos entrecerrados. Sumérgete en ese templo vegetal. Incluso en la ciudad encontrarás oasis lo suficientemente amplios que posean algún rincón donde meditar. Observa como vienen y van tus pensamientos, pero vuelve sin cesar al momento actual, aquí y ahora, ante un árbol, en el bosque, respirando la naturaleza. Aquí y no en otra parte.

En la naturaleza buscando tu naturaleza interior.

Desde nuestras pobres miras de “seres inteligentes” nos cuesta mucho reconocer otras formas de inteligencia, pues creemos que inteligencia es solo nuestra manera de percibir y reaccionar en el medio, así que todo lo que no encaja en estos parámetros lo desechamos como inteligente.

Nuestra visión subjetiva dentro del “Yo”, subestima otras formas de vida, creyéndolas inferiores, cuando solo son, diferentes rutas hacia la inteligencia, diferentes percepciones del mundo.





Hay muchos científicos trabajando en el campo de la Neurobiología de las plantas que están intentando abrirnos la mente para que empecemos a entender las capacidades y percepciones de las plantas desde otro nivel.

Andar en silencio es una de las mejores meditaciones que existen. Podemos ir por un camino de montaña, por en medio del bosque o incluso por un parque en la ciudad. Poco importa el sitio, lo que importa es entrar en un proceso de marcha consciente. Para ello, hemos de seguir tres reglas:

1 Observar cómo van y vienen nuestros pensamientos.

2 Hay que concentrarse en la respiración: inspiración natural, espiración larga.

3 Aminoraremos o aceleraremos la marcha, siendo conscientes del ritmo al que vamos y de la presión de nuestros pasos sobre el suelo.

Al comienzo, el caos de los pensamientos invade toda nuestra mente. Después, poco a poco, a medida que vamos caminando, el barullo disminuye y empezamos a ser cada vez más conscientes de la naturaleza, el canto de los pájaros, del juego de la luz en los árboles, de la textura del aire, de las hojas, de las hierbas, de las flores, de los aromas del campo... Dejamos que la naturaleza nos penetre y eso nos regenera profundamente.

Siento una sensación de vértigo e impotencia que hace que mi interior grite: ¡Que se pare el mundo, que me bajo!

Siento una gran vergüenza por todo lo que está sucediendo en nuestra Tierra: guerras, atentados, fundamentalismo religioso, corrupción política, contaminación, algún desastre nuclear que otro, envidia, odio, violencia, avaricia, ego, ego, ego, ego de tantos humanos que no ven más allá de su ombligo.

Esta realidad esta consensuada desde el control de unos pocos y la ignorancia de muchos, desde el borreguerismo de los recesivos que prefieren que otros tomen sus decisiones porque así ellos no tienen que esforzarse en pensar. Así nos va, esta realidad es una traducción en tres dimensiones del estado de nuestra conciencia colectiva. Flaco favor nos estamos haciendo a nosotros, a nuestro mundo y por supuesto, al universo. Retrasamos la evolución, somos el eslabón débil de la cadena evolutiva universal. Demasiado anclados a la materia, a las posesiones, a la comodidad.

¿Cómo cambiar este estado de cosas?

De uno en uno es difícil cambiar una realidad consensuada por muchos, es difícil influir en un grupo. Si en este momento sentimos que nuestra resonancia vibratoria está en otro nivel del de la colectividad, tendremos que separarnos de esa colectividad y crear grupos de vibración afín. Ser la fuente de esas nuevas colectividades armónicas. Cambiar los paradigmas sociales basados en el dinero y el poder. A fin de que se produzcan cambios importantes y permanentes en el planeta, tenemos que crear agrupaciones en donde nos podamos relacionar y gestionar proyectos que comiencen a afectar al grupo total humano. Nuestro mundo y el nivel en el que está es el reflejo de la conciencia total combinada de todos sus habitantes.

La conciencia es todo, y crea la experiencia. La conciencia de grupo es poderosa y produce resultados de indecible belleza o de insoportable fealdad. La elección es nuestra.

Si no estamos satisfechos de la conciencia de nuestro entorno social, intentemos cambiarlo. La mejor manera de cambiar la conciencia de otros es por medio del ejemplo.

Si el ejemplo de uno no es suficiente, formemos nuestros propios grupos de vibración y pensamiento. Seamos nosotros la fuente de la conciencia de cambio que deseamos experimentar.

Dejemos de ser mansos borregos.

Es fácil dedicar algún momento a la meditación, a cualquier hora, en el marco de nuestras actividades cotidianas. Sólo dos observaciones:

1 Ser conscientes de que tenemos un cuerpo: para ello, si estamos sentados a la mesa de trabajo, pondremos recta la columna vertebral sin apoyarla en el respaldo, pondremos las manos abiertas sobre los muslos o sobre el escritorio, apoyaremos los pies completamente sobre el suelo y dejaremos de fijar la vista en el ordenador o en los papeles entrecerrando los ojos, lo que nos situará en una mirada centrada a la vez en el exterior y en el interior.

2 Ser conscientes de nuestra respiración: es la clave absoluta para que la meditación tenga éxito.

La mayor parte del tiempo, salvo cuando realizamos un gran esfuerzo que nos lleva al sofoco, no somos conscientes de que respiramos, además, nuestra respiración es débil, se sitúa en la parte superior de los pulmones, y sólo nos sirve para subsistir. De lo que ahora se trata es de amplificar este proceso. Para ello, hay que pasar a un modo de respiración profunda, una respiración lenta y larga cuyo fin se sitúa en el abdomen, en nuestro ombligo. La inspiración se produce entonces naturalmente, de un golpe. Esta respiración es el mejor instrumento que hay para oxigenarse, pero sobre todo para canalizar mejor nuestro universo mental.

La respiración consciente se confunde en efecto con la misma conciencia: cuando respiramos así nos situamos en un estado de atención lúcida, y al salir de ese estado de vigilancia, de esa conciencia de la respiración, vuelve a comenzar el caudal de pensamientos que sólo se ralentiza al hacernos conscientes otra vez de nuestra respiración. Desde la observación de la respiración nos hacemos dueños de nuestro cuerpo y nuestra mente, y con la práctica, accedemos a la calma interior.

Se puede meditar en cualquier sitio, en el trabajo, caminando, en la naturaleza, en la cola del supermercado, basta con recurrir a la respiración profunda y esta nos llevará a esa conciencia sutil que se desarrolla a través de la meditación. Y como decía Gautama Buda: "Cuando inspiro, sé que inspiro. Cuando expiro, sé que expiro".

Vale la pena ser un poco más conscientes.

La resonancia Schumann es una ecuación que deduce que el sistema humano vibra a una velocidad básica de 7,8 a 8 ciclos por segundo. La frecuencia de las ondas del cerebro producidas durante la meditación está también en la gama de los 8 ciclos por segundo.

Los físicos afirman que la misma Tierra vibra a 8 ciclos por segundo. Los sistemas nerviosos de todas las formas de vida están armonizados con esta frecuencia básica. De este modo, hay una resonancia armónica invisible entre la Tierra, como entidad vibrante y con vida, y el ser humano cuando está relajado. Cuando nosotros, los humanos, estamos tensos o hipertensos, estamos desequilibrados con las frecuencias resonantes de la misma Tierra. El sentirse en armonía con nosotros mismos y con la Tierra se convierte pues en un enlace natural de vibraciones energéticas.

Cuando nos hallamos en armonía con nosotros mismos, influimos de manera significativa en la armonización de otros. Cuando estamos seriamente fuera de sincronía con nosotros mismos, también interrumpimos, perturbamos y angustiamos a otros.

La felicidad es una elección que efectuamos nosotros mismos. La felicidad exige armonización, y la armonización exige conocimiento, y el conocimiento exige disciplina para aplicarlo.

La energía sigue al pensamiento. El cuerpo sigue a la conciencia. De hecho, nuestro mundo físico depende de lo que proyectamos consciente e inconscientemente y de lo que percibimos que es.

El proceso de creación se inicia con una percepción tamizada por nuestra resonancia interior. Tras esa percepción llega el pensamiento, una idea, concepto o imagen mental. Todo lo que vemos fue una idea una vez. Nada existe sin haber sido antes un pensamiento puro aparecido tras una percepción interna consciente o inconsciente. La percepción y el pensamiento se encuentran en el primer nivel de la creación. A continuación viene la palabra. Todo lo que se dice es pensamiento expresado. Es creador y emite energía creadora al Universo. Las palabras son dinámicas, por lo tanto algunas pueden ser más creadoras que el pensamiento, puesto que las palabras constituyen un nivel de vibración distinto que el del pensamiento. Las palabras trastornan, cambian, alteran, afectan al Universo, causando un gran impacto. Las palabras constituyen el segundo nivel de la creación. A continuación viene la acción. Las acciones son palabras en movimiento. Las palabras son pensamientos expresados. Los pensamientos son ideas formadas a partir de la percepción y nuestra resonancia vibratoria. La percepción, las ideas, el pensamiento, las palabras y las acciones son energías reunidas. Las energías son fuerzas liberadas. Las fuerzas son elementos existentes. Los elementos son partículas del Universo, porciones del Todo, la misma sustancia del Todo.

-Enlazador de Mundos Solar Blanco-

Los sucesos sincronísticos de la vida cotidiana no se diferencian, en la forma, de los acontecimientos pasmosos, espectaculares, que provocan nuestro asombro y nos inducen a exclamar:"¡Qué increíble coincidencia!" La diferencia principal radica en su sutileza, en la manera en que pequeños incidentes de la vida se configuran y modelan. Frecuentemente les restamos importancia como caprichos del azar, pero un momento de reflexión basta para que nos demos cuenta de que tienen un significado concreto y que se extienden incluso a pequeños hechos, personales y significativos. La "coincidencias" cotidianas revelan la destreza con que nuestras mentes inconscientes van modelando nuestras vidas. Lo mínimo que podemos hacer es admirar esas sincronicidades, lo máximo que podemos hacer es dar a esta expresión de la energía creativa pleno soporte en nuestra realidad.

Nuestro mundo es tal como es porque no podría ser de ninguna otra manera y seguir existiendo en este nivel de vibración física. Los terremotos y los huracanes, las inundaciones y los tornados, y todos los acontecimientos que llamamos desastres naturales no son sino movimientos de los elementos de una polaridad a otra. El ciclo nacimiento-muerte forma también parte de este movimiento. Estos son los ritmos de todo lo que vibra, los ritmos de la transformación energética, de lo que nosotros llamamos vida, y en la realidad ordinaria todo está sujeto a ellos, puesto que la propia vida es un ritmo. Es una onda, una vibración, una pulsación en el mismo corazón de lo infinito.

EN 1927 el doctor Douglas Macdougall postuló su “teoría del peso del alma”, donde explica que toda persona pierde 21 gramos en el último minuto de su muerte, lo que según sus estudios, equivaldría al alma o espíritu que se ha desligado del cuerpo carnal de la persona. Su teoría está basada en experimentos con personas moribundas que fueron pesadas minutos antes de morir y en todas habían perdido la misma cantidad de peso. 21 gramos.

Si nos remontamos miles de años atrás, los egipcios mantenían que para acceder al reino de los muertos, el difunto debía superar la prueba del peso del alma. Si su corazón pesaba más que la pluma de Maat, seria devorado.
El difunto era llevado ante Osiris, que rodeado de 42 jueces presidía la ceremonia del peso del alma.

De entre todas nuestras búsquedas interiores, ésta es sin duda la madre de todas las búsquedas, la respuesta de las respuestas.
Muchas disciplinas se han acercado a intentar resolver el enigma del tránsito vida-muerte, y la existencia del alma. Pero siempre acabamos dándonos con un muro. Nos movemos en el terreno de la especulación, las creencias y la fe.

Los científicos buscan el “bosón de Higgs”, como la religión busca la existencia del alma, y no dudo de que acabarán encontrándolo, pero cuando lo encuentren, tal vez haya todavía partículas más elementales que ésta, y más y más…, da la sensación de que hacia lo pequeño y hacia lo grande no existieran limites, solo infinitud de trasformaciones.

Filósofos, científicos, budistas, religiosos y sociedades esotéricas, han creado un escenario acorde a sus arquetipos, partiendo de premisas aceptadas dentro de sus diferentes perspectivas. Unos dicen que nada queda, otros que el alma migra hacia el paraíso o el infierno , o que en una rueda de vidas, encarnamos una y otra vez, condicionando con nuestros actos nuestra próxima vida, en busca de la trascendencia o el total desapego del “Yo”.

En los años 70, el Dr. Raymond A. Moody popularizo las ECM, experiencias cercanas a la muerte, con miles y miles de personas que decían experimentar un largo túnel y tras él, “el otro lado”, donde les esperaban sus seres queridos y les instaban a volver a la vida.
En cierto modo estas experiencias demostraban a su manera la existencia de una vida después de la vida, esencia de casi todas las creencias humanas.
Pero aunque desde la lógica parece esto posible, no hay que olvidar que son experiencias interiores, donde el testigo es el único que experimenta esta realidad. Su realidad.

Así que al final, en ésta última búsqueda, ni la razón, ni la lógica, ni la metafísica traen una respuesta valida para todos. Cada uno se encuentra cómodo en sus propias respuestas y creencias, y de está premisa nacen múltiples posibilidades de encontrar cierto alivio ante un final que nos espera a todos, un escenario donde se amortiguan nuestros miedos y proyectan nuestras esperanzas de seguir de alguna manera conscientes.

Después de navegar por todas ellas, solo cuando interiorizo, solo cuando encuentro mi silencio, y me siento conectado con “Todo”, siento que nada empieza ni acaba, que todo simplemente “está” de una manera que no llegamos a entender. Lo único cierto y demostrable parece estar detrás del principio de la energía, la cual ni se crea ni se destruye, solo se trasforma. Y si nosotros entendemos que somos energía, cohesionada, vibrante, fluctuante, nuestro destino invariable tras la muerte nos aboca a la trasformación.

Tomar conciencia de la realidad de las coincidencias y saber de su mensaje y significado es el primer paso para evolucionar conscientemente y reconocer la energía del flujo.

El psicólogo suizo Carl Jung, dedicó serios estudios a la idea de las "coincidencias significativas", y sus trabajos han estimulado sugestivas indagaciones en las tres últimas décadas. Él denominó a este fenómeno "sincronicidad" y creía que es un principio de conexión tan natural como el de causa y efecto. En el caso de la "sincronicidad", sin embargo, no nos es posible ver inmediatamente su relación causal. Pese a ello, la coincidencia parece ser una manera primaria en que las múltiples resonancias que existen en el universo, nos hacen avanzar evolutivamente, y muchos de nosotros hemos percibido este efecto en nuestras vidas.

Gracias a la percepción de las coincidencias, nosotros nos ponemos a tono con el misterio del principio implícito de que hay una dinámica inercial en el Universo. Como dijo Jung, "la sicronicidad sugiere que hay una interconexión o unidad de sucesos no local, es decir fuera de esta realidad espacio-temporal, no relacionados causalmente. Esto viene a demostrar uno de los aspectos unitarios de la existencia, el Universo está interrelacionado a diferentes escalas de frecuencia vibratoria.

La evolución avanza frecuentemente mediante saltos de acontecimientos transcausales. Llegado el momento en que hemos aprendido a mantener nuestras preguntas en la energía del flujo, en la vanguardia de la conciencia, y a que las preguntas que formulemos sean las necesarias, entonces sabremos que una coincidencia, cuando tiene lugar, es una respuesta a ese arquetípico movimiento hacia la expansión personal que tenemos profundamente sumido en nuestra conciencia.

La primera vez que escuché Kitaro, tuve la sensación de que lo había escuchado siempre, como si su música hubiera estado dentro de mí desde antiguo, y ahora se revelara como algo audible con mis cinco sentidos.

Masanori Takahashi, nombre que esta detrás de Kitaro, ha compuesto más de 70 discos, muchos de ellos basados en diseños conceptuales siguiendo una trama argumental. En 1980 compuso “Silk Road” , conmemorando los viajes de Marco Polo atravesando la ruta de la seda. Un año mas tarde produce “KI” uno de sus discos mas relajantes y cosmicos. En 1993 compone “Kojiki” basado en una leyenda Japonesa sobre el origen de la creación del mundo .

De allí en adelante, Kitaro da forma sonora a infinitud de proyectos como “Heaven and Earth”, “Mandala”, o “Spiritual Garden”. Mas tarde sonoriza producciones más visionarias y extravagantes como El Circo del Sol "Cirque Ingenieux" o "Impressions Of The West Lake" , esta última, es una opera moderna compuesta para el director de cine Zhang Yimou, cuya puesta en escena se lleva a cabo a orillas del lago West Lake.
Su ultimo trabajo” Sacred Journey of Ku-Kai 4”, ve la luz en 2010, es la cuarta parte de una saga dedicada a un antiguo camino ceremonial que atraviesa 88 templos sagrados de la isla de Shikoku (Japón).


El objetivo de Kitaro es trasmitir su amor por la naturaleza y por el mundo, dotando cada una de sus composiciones de una inusual luz espiritual.
Su música está cargada del más profundo misticismo tradicional de Japón, pero sintetizando sus enseñanzas orientales con el lado más cósmico de la vieja Europa. Inspirado en grupos como Tangerine Dream, Pink Floyd o Klaus Shulze , Kitaro describe paisajes sonoros cargados de matices y texturas sintéticas.

"La naturaleza me inspira. Yo sólo soy un mensajero", Kitaro.

DISCOGRAFIA :
http://www.domocart.com/domo-store/index.php?main_page=index&cPath=2_10

¿Resuenas con el Universo?

¿Sientes esa insatisfacción que te dice desde el interior que hay algo que no funciona?

¿Notas cómo va concretándose el momento del cambio?

Hay una gran masa de mentes que están consensuando inconscientemente este nivel de realidad con el que otros muchos no resonamos.

Tenemos que unirnos para crear nuestra propia masa crítica que logre deshacer la realidad que tantas personas mantienen desde esta densidad.

La resonancia se desarrolla a partir de esa insatisfacción. Desasosiego ante la rutina, la política, la religión, el dinero, el trabajo. La resonancia hace que vayas materializando desde tu interior niveles de información, que como pequeños ladrillos, van estructurando otro nivel de realidad. Una realidad que no depende de nadie más que de tí mismo, aunque se interaccione con el entorno, la realidad que se va creando rompe los arquetipos en los que se ha apoyado tu día a día hasta ese momento.

Comienzas a reconocer, a recordar, el secreto de la energía, la naturaleza del movimiento inercial del Universo, la simplicidad de sentir que eres uno con ese Universo, pues el Todo es Uno, dividido en la multiplicidad de oportunidades de realidad que componen todo lo que vemos y lo que no llegamos a ver.

En este mismo momento está aconteciendo desde tu interior una transformación global. La primera señal de que despertamos a esta profunda llamada interior es una marcada sensación de inquietud. Esta inquietud puede describirse como insatisfacción, incluso después de haber conseguido deseadas metas, una vaga ansiedad, una sensación de que nos falta algo. De vez en cuando, un suceso fortuito nos sorprende e intriga. Se diría que algún elevado propósito se esta revelando desde nuestro interior, y por un momento nos sentimos conectados a un misterio que, pese a todo, elude nuestra comprensión.

La combinación de búsqueda interior (En la vida tiene que haber algo más) y un ocasional encuentro cósmico (Vaya, que extraña coincidencia ¿Qué podrá significar?) Constituye un pujante proceso. Excitantes y misteriosas, las "coincidencias" tienen el propósito de hacernos avanzar hacia el despertar de la conciencia, logran que nos sintamos en el "flujo" y por lo tanto más vivos.

Cuantos más y más de entre nosotros, una masa crítica, tomemos conciencia de este misterioso movimiento del Universo en nuestras vidas individuales, con mayor rapidez descubriremos la naturaleza de la existencia humana. Si abrimos nuestras mentes y nuestros corazones, seremos parte de la Re-evolución de una nueva conciencia.

¿A cuanta gente conoces que siente lo mismo que tú?

Es el momento de la Re-evolución, de unirnos y poner en práctica todo lo que ya sabemos, todo lo que vamos recordando. Somos el Universo y en nuestro interior contenemos toda su información porque es nuestra propia información, esa que nos hace evolucionar.

¿Cuánto somos capaces de aceptar?
¿Qué estratos de realidad?
¿Cuánto conocimiento queremos descubrir?
¿Hasta donde queremos llegar en nuestro viaje a través de la conciencia?

Para aceptar la verdad de cada instante hay que despojarse de tus propias verdades.

El conocimiento implica un dolor equivalente al propio conocimiento que descubres, dolor de sentirse equivocado, de que tus principios, leyes y normas se volatilicen. Nada preexiste predeterminado.

Aceptarse a uno mismo en este viaje consciente, perfectos en la imperfección. Dejar que las cosas de la vida lleguen, dejen su poso, y se vayan hacia la expansión, bendecidas, arremolinadas en su flujo. Absorbido ya el néctar de su experiencia.
Aceptar el privilegio de estar vivos, su desafío, sentirnos la suma colectiva del espíritu de este tiempo, del ahora, del siempre. Más allá de lo eterno nos queda la nada, donde entramos vírgenes como vestales en la iniciación, disueltos en la etereidad.

Si eres capaz de aceptar fuera de tu matriz de intereses, y aceptar que cada respuesta trae consigo una pregunta, la experiencia se convierte en un juego de realidades parecido a un teatro de sombras chinas, donde lo importante es no acomodarse a una sola realidad, no anclarse a un solo arquetipo. Si estas abierto a ilimitadas posibilidades que sólo son, potencialidad e inercia, descubres que no hay reglas, no hay leyes que sostengan ninguna cosmovisión única, no hay límites para ser, no hay límites para percibir, somos creadores de posibilidades futuras, creamos en el tejido del tiempo y fuera del tiempo, constantemente. Todo lo que ves forma parte de ti, todo lo que no ves forma parte de ti, pues todo hunde su raíz en lo invisible.

En nuestro cerebro coexisten tres tipos de inteligencia que generan diferentes respuestas a los estímulos.

. Inteligencia animal congénita, es el instinto de supervivencia, la que nos avisa de los peligros del entorno. Respuesta instintiva.

. Inteligencia analítica, nuestra capacidad de razonamiento para escoger la mejor opción, nuestro lado científico. Respuesta racional.

. Inteligencia creativa, el lado derecho del cerebro se encarga de las emociones, nuestra capacidad artística y creativa. Respuesta intuitiva.

La inteligencia integral debe abarcar las habilidades potenciales que unifican los tres estados de inteligencia, utilizar todas las herramientas disponibles a su alcance como un conjunto armónico para la supervivencia e integración perfecta con el medio.

Hemos venido a experimentar el mundo, a conectarnos con la felicidad, pero inconscientemente ponemos trabas y complicamos el desarrollo y aprendizaje de nuestro ser individual.
Cada vez que intentamos entender sólo con nuestro cerebro analítico, racional, científico, estamos embarrándolo todo, no damos paso al cerebro emocional, creativo, sensitivo. Para integrarnos en una percepción holística del universo y encontrar equilibrio necesitamos unificar ambos hemisferios.