LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD


La búsqueda de la verdad es tan antigua como el hombre y ha sido nuestro motor desde la noche de los tiempos. Muchos maestros han proclamado poseer la verdad, la razón absoluta. Pero el problema de esas verdades es que vienen de fuera, de unas conclusiones a las que no hemos llegado nosotros. No es un doctrina que se pueda vivir, sino que debe ser asumida. Y aunque esas revelaciones pueden guiar al ser humano, lo guían desde fuera, cuando lo que necesitamos saber se encuentra en nuestro interior. No encontraremos nuestras propias revelaciones fuera.
Si no lo experimentamos por nosotros mismos, nunca llegaremos a las verdaderas respuestas.
Al liberarse de una doctrina, al renunciar a las verdades establecidas por otros, el ser humano se enfrenta a sí mismo en soledad. Y puede que por unos momentos se sienta perdido. Pero es mejor perderse que estar aferrado a algo que no es nuestro.
Cuando nos dan un camino en el que nos sentimos seguros, nos aferramos a él y dejamos de vivir por nosotros mismos para seguir unas pautas, unas enseñanzas que hemos aprendido de memoria. Si no nos atrevemos a soltar ese lastre, no llegaremos a saber lo que es pensar en libertad.
La primera presa de todo cazador de la verdad debe ser uno mismo, nuestro autentico yo, al que nunca llegaremos a través de las opiniones de terceros. Nadie nos puede enseñar quienes somos. Debemos descubrirlo por nuestros propios medios. Nadie puede vivir nuestra vida por nosotros.
Ese camino debe recorrerlo cada uno con sus propios pies. Si sólo nos dedicamos a imitar, a seguir un discurso que no es nuestro, nunca alcanzaremos a vislumbrar el gran misterio de la existencia.
Así que hay que buscar en el interior y abrir el camino que la enseñanza nos ha cerrado. Podemos haber acumulado muchos conocimientos, pero la sabiduría, la verdad, no puede mostrarse con palabras. Hay que vivirla, desde uno mismo, sin imitaciones, sin guía. En una total libertad de energía y pensamiento.

Posted by Altair | en 13:09

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