El Universo se nos presenta como un tejido dinámico con inseparables formas de energía, que incluye siempre como forma esencial, al observador. En el Universo, ninguna parte está aislada. No somos una parte del TODO, somos la TOTALIDAD.
Cuando hablamos de energía, tenemos que hablar pensando en el TODO, ya que todas las partes están interrelacionadas de una forma inexorable, y su dinamismo depende de todo el sistema. En otras palabras, todo lo que nos concierne, todo lo que nos afecta, todo lo que experimentamos y todo lo que pensamos influye sobre la TOTALIDAD UNIVERSAL, sobre el Universo en expansión en el que estamos inmersos.
Todas las experiencias están interrelacionadas. Cuando llegamos a ser conscientes de este proceso de percepción, podemos ser conscientes entonces de todos los acontecimientos, idependientemente de su secuenciación en el tiempo, porque nos introducimos en el flujo de la no-localidad. Así podemos movernos en el campo de la intuición, de las sincronicidades, de las premoniciones, de la telepatía. Todo ello se asienta en ese océano de energía que forma el Universo en su nivel no-local, libre de la realidad lineal, del espacio-tiempo.
Por el contrario, desde que tomamos conciencia de nuestra individualidad, volvemos a caer instantáneamente en la dualidad que nos separa del TODO. No es facil explicar esa noción de interrelación cuando toda nuestra vida está basada en la dualidad. La conciencia holística (del TODO) se sitúa en el exterior del tiempo lineal y del espacio tridimensional y, por ello, no se asimila fácilmente. Hay que practicar la experiencia holística para poder reconocerla.
La meditación es una forma de trascender los límites del pensamiento lineal y de experimentar la interrelación entre todas las cosas. Es difícil de explicar con palabras, porque utilizamos las palabras de una manera lineal. Debemos inventar un vocabulario de las percepciones, de las imágenes y de las sensaciones, que pueda facilitar la labor de desarrollar estos conceptos tan abstractos.
En la meditación zen japonesa, los maestros utilizan koans. Se trata de frases cortas sobre las que los alumnos deben concentrarse, con el objeto de ayudarles a trascender el tiempo lineal. Esa es una manera de utilizar las imágenes mentales y las palabras, con la finalidad de introducir al monje zen en el flujo de la no-localidad.
La vía del despertar se encuentra bajo los pies.
-koan zen-