RETORNO A LA MEMORIA. Capítulo Tres.



El grupo de peregrinos se detiene en la cúspide de la cima Anniki. La distancia se pierde en un espejismo, bailando como escamas de agua sobre la superficie de una llanura bautizada de silenciosos tatuajes. Haciendo un esfuerzo, Anduaka se incorpora mientras sus ojos son escarcha derramándose entre sus recuerdos.


-...¡Mirad y respirad!... Alimentaros de la energía que se desprende de los dibujos, de los caminos que trazamos hace tantos años ya... Recordad cada vez que tengáis dudas, que ellos estuvieron aquí y nos enseñaron a razonar y a vivir como personas, nos ofrecieron su sabiduría impregnada de amor universal, nos regalaron sus acciones basadas en la humildad y la igualdad de todos los seres humanos...


-¿No regresarán nunca los dioses, maestro?.- Pregunta Itzán maravillado por el panorama inmenso que llena sus pulmones.


Los labios de Anduaka dibujan una tenue sonrisa.


-Os he narrado en muchas ocasiones, que ellos no son dioses. Son seres como nosotros que viven una sabia existencia en un lugar muy lejano de este que nosotros llamamos hogar. Vinieron hace mucho tiempo a inspirarnos la curiosidad y el afán de aprender las enseñanzas de la naturaleza, nos trajeron el maíz sagrado que nutre nuestros cuerpos y las maneras de convivir con nuestros semejantes, manifestaciones estas que deberían alimentarnos el alma...


El anciano se detiene en mitad de una frase respirando a borbotones, agotado.


-¿Cómo eran esos seres maestro?...


-...Ah... hijo mío... hermosos, muy hermosos. Llegaron desde su hogar en el cielo infinito, en unos barcos del color de la luna llena, con cientos de luminosas estrellas bailando en la superficie casi transparente de sus paredes exteriores. Iluminaban todo a su paso con reflejos de arco iris. Al estar cerca de sus hogares voladores sólo sentías el silencio y la paz del vacío...


Continuará...

Posted by Altair | en 16:22

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