En Orbita Lunar

El universo es pura energía. El universo está compuesto por energía, y esta energía compone todas las formas y sustancias de lo que llamamos nuestra realidad.

Inmenso océano de vibración, esta energía se aglutina en la miríada de formas de existencia sean una roca, una flor, una ola, un abrigo colgado de tu armario o tú mismo. La existencia está hecha de la misma sustancia básica, y se encuentra siempre en acción: nacer, desplegarse, transformarse, desplazarse, cambiar.

Nosotros somos cocreadores a través de nuestros pensamientos. Todas las cosas son literalmente una, y en consecuencia están interconectadas. Porque toda energía está interconectada, es maleable al conocimiento humano a través de la acción o la intención. Por increíble que parezca, responde a nuestras expectativas. Nuestros pensamientos y sentimientos, irradiantes, hacen que nuestra energía fluya hacia el mundo y afecte a la energía de otros sistemas.

El conocimiento de la energía universal constituye la base para, finalmente sumarnos a su flujo y convertirnos en cocreadores con ella. Una vez que asumamos que somos parte de un sistema viviente de hasta entonces invisible energía, una creencia profunda se habrá desplazado y nosotros existiremos en una vibración superior. Al asumir esta realidad puede haber una aceleración de acontecimientos y sincronías, y una esperanza, una claridad o una confianza nuevas. Algunas personas deberán soportar una dolorosa reorganización mental, emocional y energética, antes de poder reconstruir su realidad.

Cada intuición recíproca, cada conexión que efectuemos con otras personas que se encuentren en un parecido ancho de banda vibratoria, nos llevará a un nivel superior de flujo.

Cada cambio hará más fácil el siguiente.