En Orbita Lunar

Durante la vida, evolucionamos en estadios de conciencia, en percepciones que suman experiencias a nuestra existencia, puliendo lo que somos y por tanto, el mundo que vemos y sentimos; ya que el mundo de “afuera” es un reflejo del mundo de “adentro”.

Pasamos por los estadios de infancia y adolescencia, de adultos y ancianos, no hay manera de saltarlos, no hay atajo posible. Así ocurre en el campo del despertar de nuestra conciencia, acumulamos información a nuestra información originaria, pero nos desplegamos y nos rendimos a la evidencia siempre a nuestro ritmo, en la medida que nuestros ciclos interiores se suceden y se agudizan los sentidos que están más allá de los sentidos.

No hay atajo posible, cada persona tiene su ritmo. Cada uno de nosotros somos el centro de nuestro aparato perceptual y nadie sabe mejor que nosotros mismos donde estamos, en qué ciclo de nuestra existencia está nuestra atención.

Donde está nuestra atención está nuestra energía, donde está nuestra energía es donde estamos presentes. Este es el poder de la atención, la carga energética que contiene cada acto y cada pensamiento consciente que hacemos. Por eso las personas requieren nuestra atención al igual que nosotros de ellos, porque la atención es poder y energía.

Necesitamos centrifugar, incorporar lo que nos es valido y escupir lo que nos carga innecesariamente. Rumiar las ideas lentamente. Cuando sientes que la marea te empuja es porque estás en el borde justo de la marea. No hay anticipos, la existencia no tiene prisa, eres tú el que salta hacia algo nuevo, tu naturaleza es saltar siempre hacia algo nuevo. Lo que viene de fuera es un pequeño empujón, pero solo TÚ puedes dar el ultimo impulso. Saltamos siempre hacia el espacio de ideas con las que somos resonantes.

Por eso no hay atajos, nos hacemos conscientes a nuestra medida, y en ésta justa medida interior se abren puertas y ventanas que dan lugar a una visión más amplia del mundo. Donde antes no había nada se extienden universos enteros, en cuyo final un nuevo universo se vislumbra, y así nos integramos en un viaje de percepciones intransferibles hasta lo infinito.